El
Cuadro de Mando Integral (CMI), también conocido como Balanced
Scorecard (BSC) o dashboard, es una herramienta de control
empresarial que permite establecer y monitorizar los objetivos de una empresa y
de sus diferentes áreas o unidades.
También se puede
considerar como una aplicación que ayuda a una compañía a expresar los
objetivos e iniciativas necesarias para cumplir con su estrategia, mostrando de
forma continuada cuándo la empresa y los empleados alcanzan los resultados
definidos en su plan estratégico.
Diferencia con otras herramientas de Business
Intelligence
El Cuadro de
Mando Integral se diferencia de otras herramientas de Business Intelligence,
como los Sistemas de Soporte a la Decisión (DSS) o los Sistemas de Información
Ejecutiva (EIS), en que está más orientados al seguimiento de indicadores que
al análisis minucioso de información. Por otro lado, es muy común que un CMI
sea controlado por la dirección general de una compañía, frente a otras
herramientas de Business Intelligence más enfocadas a a la dirección
departamental. El CMI requiere, por tanto, que los directivos analicen el
mercado y la estrategia para construir un modelo de negocio que refleje las
interrelaciones entre los diferentes componentes de la empresa (plan estratégico). Una vez que lo han construido, los responsables de la
organización utilizan este modelo como mapa para seleccionar los indicadores
del CMI.
Tipos de Cuadros de Mando
El Cuadro de
Mando Operativo (CMO), es una herramienta de control enfocada
al seguimiento de variables operativas, es decir, variables pertenecientes a
áreas o departamentos específicos de la empresa. La periodicidad de los CMO
puede ser diaria, semanal o mensual, y está centrada en indicadores que
generalmente representan procesos, por lo que su implantación y puesta en
marcha es más sencilla y rápida. Un CMO debería estar siempre ligado a un DSS
(Sistema de Soporte a Decisiones) para indagar en profundidad sobre los datos.
El Cuadro de
Mando Integral (CMI), por el contrario, representa la ejecución
de la estrategia de una compañía desde el punto de vista de la Dirección
General (lo que hace que ésta deba estar plenamente involucrada en todas sus
fases, desde la definición a la implantación). Existen diferentes tipos de
cuadros de mando integral, si bien los más utilizados son los que se basan en
la metodología
de Kaplan & Norton. La principales características de esta
metodología son que utilizan tanto indicadores financieros como no financieros,
y que los objetivos estratégicos se organizan en cuatro áreas o perspectivas:
financiera, cliente, interna y aprendizaje/crecimiento.
· La perspectiva financiera incorpora la visión de los
accionistas y mide la creación de valor de la empresa. Responde a la pregunta:
¿Qué indicadores tienen que ir bien para que los esfuerzos de la empresa
realmente se transformen en valor? Esta perspectiva valora uno de los objetivos
más relevantes de organizaciones con ánimo de lucro, que es, precisamente,
crear valor para la sociedad.
·
La perspectiva del cliente refleja el posicionamiento
de la empresa en el mercado o, más concretamente, en los segmentos de mercado
donde quiere competir. Por ejemplo, si una empresa sigue una estrategia de
costes es muy posible que la clave de su éxito dependa de una cuota de mercado
alta y unos precios más bajos que la competencia. Dos indicadores que reflejan
este posicionamiento son la cuota de mercado y un índice que compare los
precios de la empresa con los de la competencia.
·
La perspectiva interna recoge indicadores de procesos
internos que son críticos para el posicionamiento en el mercado y para llevar
la estrategia a buen puerto. En el caso de la empresa que compite en coste,
posiblemente los indicadores de productividad, calidad e innovación de procesos
sean importantes. El éxito en estas dimensiones no sólo afecta a la perspectiva
interna, sino también a la financiera, por el impacto que tienen sobre las
rúbricas de gasto.
·
La perspectiva de aprendizaje y crecimiento
es la última que se plantea en este modelo de CMI. Para cualquier estrategia,
los recursos materiales y las personas son la clave del éxito. Pero sin un
modelo de negocio apropiado, muchas veces es difícil apreciar la importancia de
invertir, y en épocas de crisis lo primero que se recorta es precisamente la
fuente primaria de creación de valor: se recortan inversiones en la mejora y el
desarrollo de los recursos.
Pese a que estas
cuatro son las perspectivas más genéricas, no son "obligatorias". Por
ejemplo, una empresa de fabricación de ropa deportiva tiene, además de la
perspectiva de clientes, una perspectiva de consumidores. Para esta empresa son
tan importantes sus distribuidores como sus clientes finales.
Una vez que se
tienen claros los objetivos de cada perspectiva, es necesario definir los
indicadores que se utilizan para realizar su seguimiento. Para ello, debemos
tener en cuenta varios criterios: el primero es que el número de indicadores no
supere los siete por perspectiva, y si son menos, mejor. La razón es que
demasiados indicadores difuminan el mensaje que comunica el CMI y, como
resultado, los esfuerzos se dispersan intentando perseguir demasiados objetivos
al mismo tiempo. Puede ser recomendable durante el diseño empezar con una lista
más extensa de indicadores. Pero es necesario un proceso de síntesis para
disponer de toda la fuerza de esta herramienta.
No obstante, la
aportación que ha convertido al CMI en una de las herramientas más
significativas de los últimos años es que se cimenta en un modelo de negocio.
El éxito de su implantación radica en que el equipo de dirección se involucre y
dedique tiempo al desarrollo de su propio modelo de negocio.
Beneficios de la implantación de un Cuadro de
Mando Integral
- La fuerza de explicitar un modelo de negocio y
traducirlo en indicadores facilita el consenso en toda la empresa, no sólo
de la dirección, sino también de cómo alcanzarlo.
- Clarifica cómo las acciones del día a día afectan no
sólo al corto plazo, sino también al largo plazo.
- Una vez el CMI está en marcha, se puede utilizar para
comunicar los planes de la empresa, aunar los esfuerzos en una sola
dirección y evitar la dispersión. En este caso, el CMI actúa como un
sistema de control por excepción.
- Permita detectar de forma automática desviaciones en el plan estratégico u operativo, e incluso indagar en los datos operativos de la compañía hasta descubrir la causa original que dió lugar a esas desviaciones.
Riesgos de la implantación de un Cuadro de Mando
Integral
- Un modelo poco elaborado y sin la colaboración de la
dirección es papel mojado, y el esfuerzo será en vano.
- Si los indicadores no se escogen con cuidado, el CMI
pierde una buena parte de sus virtudes, porque no comunica el mensaje que
se quiere transmitir.
- Cuando la estrategia de la empresa está todavía en
evolución, es contraproducente que el CMI se utilice como un sistema de
control clásico y por excepción, en lugar de usarlo como una herramienta
de aprendizaje.
- Existe el riesgo de que lo mejor sea enemigo de lo
bueno, de que el CMI sea perfecto, pero desfasado e inútil.
Si no está
familiarizado con la utilización de un cuadro de mando integral, puede
resultarle útil, además, examinar las siguientes definiciones:
Plan directorPlan estratégico
Plan operativo anual (POA)
Sistemas de Soporte a la Decisión (DSS)
Sistemas de Información Ejecutiva (EIS)
Autor: Emprendedores
http://sinnexus.es/business_intelligence/cuadro_mando_integral.aspx
Muy interesante todo lo relacionado con CMI. Nosotros hasta ahora utilizabamos una plantilla de excel como cuadro de mando integral para gestionarlo, pero ya estamos entrando en sistemas más complejos, tal y como la empresa lo va necesitando.
ResponderEliminar