Un jefe debe inspirar respeto pero de ninguna manera temor ni autoritarismo. El empleado tiene que ver en quien lo dirige cercanía y opciones para crecer más como profesional y ser humano.
Ya he dicho en este blog que no se le puede temer al jefe porque hacerlo implica ocultar cosas y por ende no generar un buen clima laboral.
Un jefe tiene que ser el gran promotor, el que lleva a su gente al progreso en todos los sentidos. Un jefe debe ser considerado y debe ser reverente con cualquier necesidad que se presente.
La política de puertas abiertas puede ser muy conveniente para estrechar lazos entre el dirigente y los que trabajan con él. El empleado tiene que escuchar que va progresando, que es corregido cuando no va por el buen camino, que es entendido cuando pasa un momento difícil, entre otras cosas.
Hay que ser humanos y no buscar únicamente dinero en los empleados. Los dirigentes tienen que ver siempre el lado humano y entender que no están ante cosas sino ante personas.
No puedo dejar de decir que no se pierde dinero cuando se le paga a un empleado. Todo es una inversión que más temprano que tarde traeré beneficios a la organización. No se puede dejar de desarrollar talentos porque cuando no se hace simplemente las personas se frustran.
El cargo de jefe es de mucha responsabilidad porque el bienestar y progreso de personas están en juego. Atento entonces a lo que le toque hacer para llevar a la organización a buen puerto con gente contenta y con buenos resultados.
Alejandro Lostaunau
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